domingo, 2 de mayo de 2010

Sobre el pendón. Introducción.

Ahora, gracias a este nuevo impulso, con el que se va concretando ya la recuperación del pendón, es momento de volver a ello, es decir, al pendón.

  
Foto del pendón de Carral-Jose Luis (carraldelavega.blogspot.com)

No es cuestión de quitar la razón a quien lo dice porque, es cierto que una gran parte de la tradición de acudir y pujar se ha perdido en estos más de 60 años que hemos estado sin pendón, sin embargo no es menos cierto que, acogidos en otros pueblos, ha seguido habiendo mozos, y no tan mozos, que han continuado llevando “el palo” regularmente. Así en la familia de mi tía Isidora, en la de Florencio, en la de Constantino o en la mía propia, desconozco si alguno más, siempre ha habido quién se arrimara a un palo de acogida y a merendar, que a Castro siempre nos ha apetecido ir a todos, a mi el primero.

El caso es que si, de alguna forma, hemos perdido algo no es como para tener que llamarse a sagrado, pondremos la arena necesaria para hacer esta envuelta y ya veremos como fragua. Comenzaremos, pues, con una aproximación al bicho para continuar en las semanas siguientes con un máster sobre Castro y la puja del animal, que como siempre unas veces está encima y otras abajo.

Puestos a recuperar, muy gratificante no es comprobar que casi todo se ha perdido menos la memoria. Es por ello, por lo que deberemos poner remedio antes de que la memoria también se pierda. Hago un inciso y desde este momento, que es tan bueno como cualquier otro, me propongo comenzar a documentar todos los retazos impresos que aún queden en la parroquia. Hoy que las tecnologías nos lo permiten, tenemos una buena oportunidad para que lo que queda no desaparezca. Se impone, por tanto, hablar con D. Evasio que, con su habitual talante, no creo que ponga impedimentos.

Volvamos al pendón. Los mayores son casi siempre una buena referencia y, cuando me encargaron hacer la memoria del pendón para solicitar la ayuda de la diputación, lo comenté en el chigre de Felipe, por cierto, con un nivel de acabado ya realmente profesional. Es de agradecer el interés de este hombre sin el que seguiría cerrado. El caso es que lo comenté delante de Felipe, Paco y Antonio el de Lupe, la única persona que reconozco en la única foto del pendón de Carral que conozco. Esta foto fue publicada por Jose Luis en su blog y recuperada de este modo para la memoria colectiva del pueblo.

Entrados en harina, ya comenta Antonio que recuerda con claridad ese día, el día de la inauguración del pantano de Villameca, y que, por lo que a su memoria se refiere, fue la última vez que salió el pendón, “-Ya en el siguiente Castro no pudo salir-” aclara.

Esa fecha fue la del 2 de Octubre del año 1946 y el entonces Jefe del Estado tenía previsto inaugurar el Pantano de Villameca y los pueblos beneficiarios habían sido convocados al acontecimiento.

En aquel entonces era presidente de la Junta Vecinal, José Martínez Martínez “El Sereno”, tío mío por casamiento y que vivía en la casa actual de Quico “El Barbero”, donde recuerdo ir con mi abuelo a la barbería que tenía. Esto era cuando yo aún tenía pelo lo que es casi decir, en los tiempos de Maricastaña.

Sin duda eran otros tiempos, los palos no eran como los de ahora y era preciso ponerlos a remojo para que cogieran peso y flexibilidad y los mozos de entonces tampoco eran como los de ahora pero, me atrevo a aventurar que, antes de salir para Villameca, desayunaron como Dios manda; con sus buenos callos para acondicionar el cuerpo y, a la hora de la oración, les darían sus tientos a la bota de vino de la Valdoza, que siempre ayuda a encontrar la vena mística adecuada para la ocasión.

A diferencia de la procesión a Castro en que los kilómetros serenan los ánimos más exaltados, estas concentraciones, por su escaso recorrido, son propicias para que alguno, con el espíritu místico más elevado que de costumbre, diera con sus huesos y con los del pendón en el suelo. El testarazo fue importante, no hay nada más que ver como quedó la cruz. No me costa que enganchase a alguien debajo.
Tras el golpe debería haber venido la reparación. Nadie ha acertado a decirme el motivo pero el caso, que es lo que ahora nos importa, es que el pendón no volvió a rehacerse y, de esos lodos tenemos ahora estos fangos de los que nunca hemos sido capaces de deshacernos. Si ahora volvemos a tener pendón habrá sido por el esfuerzo y la constancia de Jose Luis, de mi hermano, de Paquito, de Juan Manuel, de Miliano (Emiliano) y, con seguridad, de alguno más que no tengo ahora en mente.

Vayamos pues por asignaturas, hoy toca conocimiento del medio. Las partes del pendón.
Esquema general de un pendón:



El Palo: El Palo es, como viene siendo habitual en estos momentos, de abeto o pino norte laminado, encolado y torneado. Acanalado para reducir peso sin perder resistencia.

Longitud: 950 cm.

Diámetro en la punta: 18 mm.

Diámetro en la base del cuerpo: 28 mm.

Peso aproximado: 20 Kg.

Cruz: Es de común aceptación la sustitución de la cruz en la punta por un ramo de flores. Esto es así para evitar descalabros fortuitos en caídas.


El paño:
El paño del pendón de nuestra tierra tiene ciertas características diferenciales que se han tenido en cuenta en el proyecto.


Para calcular la longitud total del paño se tiene en cuenta que desde la punta inferior del mástil al inicio del paño se ha de dejar, al menos, 350 cm. libres.

La longitud de los lados debe ser tal que totalmente plegados sobre el mástil las puntas deberán quedar a la misma altura y a unos 50 cm. del borde inferior.

El paño se compone de varias bandas que van unidas entre sí por medio de agremanes de 6 cm. Antiguamente estos agremanes eran metálicos y, por ello muy resistentes por lo que la unión de la tela no era tela sobre tela, era sobre agremán, de esta forma se dejaba respirar al paño dejando pasar el aire entre las bandas de tela liberando de tensión al conjunto.

La parte de la tela que cubre la punta y, normalmente, servía de base a la cruz se llama “capelina”.

El peso total del conjunto rondará, incluyendo remos, unos 8 Kg.

Para finalizar, indicar que habitualmente se lleva recto sobre un cinto o a pelo, aunque no faltan quienes lo llevan tumbado para un mejor equilibrio general del conjunto ya que al ir tumbado corre menos peligro de caerse y enfila los vientos de cara además que permite apreciar mejor su longitud y la hechura del paño.



La próxima semana, la romería del castro......

Con este tema cuesta trabajo buscar un punto melódico y pictórico al asunto. Para musicar esta entrada finalmente me he decantado por una composición musical del Cirque du Soleil por lo que de circense, espectacular y colorista tienen los pendones y, en particular, el Castro. El tema es Irma de la gira Alegría. A disfrutar.


Para la parte de las pinturas añado una pintura del Astogano Luis Miguel Alonso Guadalupe, Pendones y Banderas que ilustra esta tradición de tanto arraigo popular.



 



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